Pasión por la dermatología a lo largo de varias generaciones
La madrileña de 45 años Olivia López-Barrantes habla con emoción de su vocación personal y familiar: la medicina. Su abuelo, Víctor López-Barrantes Arrojo tenía su consulta de alergología en la calle Velázquez 124 de Madrid y allí mismo el padre de Olivia, Víctor López-Barrantes Trinchant, siguió ejerciendo como alergólogo, pero cada vez más orientado hacia la dermatología. Olivia siempre oyó hablar de medicina en casa cuando era niña (no solo por su padre y abuelo, pues su madre es anestesista) y finalmente estudió esta carrera en la UAM y cursó la especialidad de Dermatología en el Hospital Virgen de la Salud en Toledo.Olivia ha ejercido en varios hospitales como el Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares y, desde hace 11 años, como corresponsable de la unidad de Dermatología pediátrica del Hospital Infanta Sofía en San Sebastián de los Reyes. A día de hoy atiende a sus pacientes en la misma consulta de su padre y abuelo manteniendo los recuerdos familiares.
Allí conforma un equipo de 6 dermatólogos que cubren todos los horarios de la semana y ejercen una medicina basada en las relaciones humanas y la proximidad tradicional con el paciente pero con todas las ventajas del uso de las nuevas tecnologías.Olivia expresa que atender pacientes le llena de satisfacción a diario porque las relaciones humanas cordiales forman parte de su manera de ser. Actualmente, su empresa la forman desde el punto de vista administrativo los dos doctores López-Barrantes (padre e hija) y la Dra. González (su madre, que colabora muy activamente en la administración y gestión). Además, su hermana Sandra López-Barrantes, licenciada en Marketing y máster en Publicidad, les ayuda a adaptarse a los tiempos modernos (como la presencia en redes sociales o la página web profesional). Olivia insiste en la necesaria proximidad al paciente porque, como afirma “los médicos también somos personas antes que médicos y tratamos enfermos, no enfermedades”.
Dra. López Barrantes, ¿qué aporta a vuestro trabajo la colaboración con profesionales del ámbito de la dermatología de diferentes generaciones?¿Por qué has considerado oportuno esta aportación?
Actualmente colaboran en nuestra consulta de Dermatología 5 compañeros dermatólogos más (son los doctores Cristina Pérez Hortet, Constanza Bahillo, Mónica González Olivares, Elena Martínez y Pablo Chicharro), cada uno formado en distintos hospitales, pero creo que todos con un nexo común de pasión por la dermatología (incluso varios de ellos han hecho previamente otras especialidades pero ha sido la Dermatología a la que han querido dedicar su vida profesional); somos compañeros de distintas edades, a los que nos gustan campos diferentes de nuestra especialidad (Dermatología médica, quirúrgica, estética, pediátrica, tricología,…) y que de esa manera podemos complementarnos y aportar lo mejor para nuestros pacientes.Pienso que el hecho de trabajar en equipo junto con personas de distintas edades pero con un mismo objetivo común que siempre es muy enriquecedor y que, si bien unos aportan la experiencia, otros aportan el impulso e interés por las nuevas técnicas o tratamientos.
¿Qué camilla preferís utilizar para vuestro trabajo y por qué?
En la consulta disponemos de distintas camillas, según sea una sala de curas, quirúrgica o de exploración; en mi opinión la más cómoda es aquella fácil de regular en altura (mediante mandos eléctricos) y con la posibilidad de varias posiciones ( sentado, inclinado, tumbado…).
¿A qué os referís con que el niño es un ser diferente al adulto? ¿Cómo condiciona esto el tratamiento que dáis a los niños?
Por supuesto que el niño no es un adulto en miniatura como me han dicho alguna vez algunos compañeros de especialidad; el niño es un paciente que, en mi opinión, requiere una destreza especial por parte del médico que le va a tratar. Para empezar porque la comunicación en estos pacientes siempre pasa por el nexo que se intercala entre él y nosotros que son sus padres, muchas veces muy asustados con la situación , lo que todavía nos complica más esta relación médico-paciente que requiere de una paciencia y un tacto especial. Además, los niños, en muchas ocasiones, no son capaces de entender técnicas o tratamientos que debemos realizar con ellos y somos nosotros los encargados de intentar hacerlo de la mejor forma posible y a la vez explicando a los padres en cada momento para que entiendan que, por ejemplo, es normal que a veces un niño llore por el simple hecho de sujetarle aunque no se le haga daño.Como dermatólogo que llevo muchos años tratando niños, creo que en estos pacientes lo fundamental es intentar una buena conexión con ellos desde el principio, saber que nuestros pacientes son ellos, pero no olvidarnos de ayudar a los padres durante la incertidumbre que pasan.
¿Qué productos podéis recomendar para mantener una piel sana y rejuvenecida? ¿Además de productos cosméticos, aconsejáis algún tipo de hábito alimenticio o cualquier otro que contribuya a esta mejora del estado de la piel?
Para mantener una piel sana lo primero y más necesario es una adecuada fotoprotección, a cualquier edad, pero sobre todo hay que evitar las quemaduras solares en la infancia y adolescencia. Además, es importante mantener una higiene adecuada, con productos no agresivos ni excesivamente perfumados y una hidratación local con emolientes adecuados al tipo de piel.Para la piel envejecida el “gold standard” para prevenir el fotoenvejecimiento es el retinoide tópico, que debe aplicarse por la noche.La piel se mantendrá mejor y más sana si se protege del sol, se hidrata, se evita fumar y se evita la contaminación ambiental.
Cuando la dermatología es un modo de vida
Es difícil encontrar a un médico que pase consulta en la que fue la misma consulta de su padre y de su abuelo. Es el caso de Olivia López-Barrantes, lo que ya nos proporciona una idea del compromiso de su familia con la medicina en general y la dermatología en particular. Para Olivia y su familia, la dermatología es un modo de vida y la atención cercana a sus pacientes, en especial a los niños, el modo en el que contribuyen a una sociedad mejor y más saludable.