Multiplica tu sensibilidad gracias al Tantra
Verma Rodríguez es una cordobesa que creció en Mallorca. Ha vivido en Madrid y Barcelona, donde residió la última década. Hace 10 años el Tantra llegó a ella y ha ido transformando su vida por completo. Lleva años estudiando y formándose en Tantra, Rebirthing, Codependencia Emocional y Niño Interior, Psicoterapia Transpersonal, Terapia Regresiva, Reiki y diferentes tipos de masaje. Esto le permite tener una visión más holística de los problemas que padece un ser humano.
El Tantra llegó a Verma sin que ella lo buscara. Apareció en la forma del masaje. Verma se interesó por la visión tántrica de la sexualidad sagrada en un momento en el que tenía dudas existenciales. Tras 4 días de formación intensiva, sintió que quería seguir dedicándose a ello por siempre. Al acabar la primera formación de diez días, Verma se dedicó en exclusiva al masaje tántrico y siguió formándose con otros facilitadores, maestros y profesionales del Tantra y otras disciplinas para saber más, explorar y entender más.
Su motivación es la transformación que se experimenta en las sesiones. De tener unas relaciones sexuales mediocres, basadas en la genitalidad y la brusquedad, a disfrutar de verdaderos estados extáticos de gozo, sublimando y refinando la Energía Sexual. Explica Verma que los practicantes dejan de buscar el orgasmo y se convierten en un ser orgásmico mucho más sensible, despierto y amoroso. Verma regresa a Mallorca para seguir difundiendo la verdad del Tantra: que podemos ser más libres, más conscientes, más dichosos. Está especializada en el tacto consciente, el masaje y más en concreto, el masaje tántrico.
Verma, ¿cómo cambió tu mirada sobre el Tantra tu formación con Kurma Rajadasa? ¿Cómo orientaste tu trabajo a partir de ahí?
Kurma me enseñó que el Tantra no solo son miradas amorosas, lentitud y gozo. Me invitó a entrar en el dolor, en lo que me incomodaba, en aquello a lo que me resistía, a mirar los condicionamientos, los juicios y las creencias que tenía sobre lo que yo suponía que era Tantra o el masaje tántrico. Me guió para ir más allá de lo que mi mente consideraba moralmente correcto y me enseñó a romper las normas, a salir de la estructura, a estar totalmente presente en las sesiones y moverme y hacer por intuición, aunque moralmente no estuviera bien visto. Como dice Osho en una de sus charlas, el Tantra es amoral, lo que se supone que está bien o está mal lo inventó la iglesia, la sociedad, para poder juzgarte y culpabilizarte constantemente. Sin esa moralidad, sin esos condicionamientos, seríamos seres libres.
El Tantra te invita a ser consciente de toda esta educación condicionada a la que hemos sido expuestos desde niños y que marca nuestra forma de ser y nuestro carácter. Y te invita a darte cuenta de que hay algo más en ti, una esencia inmutable, que está esperándote. Esperando a que salgas de la mente, del ego, de tu enorme drama emocional y te encuentres con lo que SÍ eres realmente.
Hasta llegar a Kurma, yo era de las practicantes de Tantra que pensaban que todo giraba en torno a lo sexual. Y me enseñó que el Tantra, de lo que realmente habla, es de Libertad. La Libertad del Ser para ser, para amar y para gozar con totalidad más allá de toda estructura egoica.
Fue un gran aprendizaje para mí.
¿Qué ambiente prefieres crear para tu trabajo y por qué?
Es un trabajo que implica mucha intimidad física y emocional, por lo que siempre intento que la persona se sienta cómoda y lo suficientemente relajada como para abrirse y confiar en mí y, sobre todo, en el propio proceso de la sesión. La sexualidad sigue siendo un tema tabú, menos que hace 10 o 20 años, pero donde la vergüenza y el dolor relacionados con este tema, siguen muy presentes.
Hay mucha confusión, nerviosismo e ignorancia con respecto a la sexualidad, el tantra y el masaje tántrico y yo lo trato como algo natural; pregunto con naturalidad y creo un ambiente cálido y acogedor para que la propia persona lo viva y hable con naturalidad.
¿Cómo realizas la Consulta Tántrica en Pareja? ¿En qué casos la recomiendas?
Las consultas son espacios de investigación y aprendizaje para las parejas que tienen algún conflicto sexo-afectivo entre ellos o simplemente, quieren explorar una sexualidad más consciente.
Hay un espacio para la comunicación, para expresar verbalmente cómo se sienten consigo mismos, en relación al otr@, si hay hijos, los desencuentros que puedan tener… Pero la parte principal de las consultas en pareja son dinámicas, meditaciones y ejercicios prácticos donde aprenden a auto responsabilizarse de sus emociones, de sus proyecciones y expectativas y hasta de su propio placer.
La intimidad siempre empieza por uno mismo. Si no conoces tus necesidades, tus anhelos, si no conoces tu cuerpo ni tu placer… ¿cómo vas a pretender que el otro sepa y haga o se comporte como tú quieres? Lo primero es la comunicación. Y aprender a comunicar sin exigir. Lo importante es aprender a acercarse desde un espacio de verdadera intimidad, con el corazón abierto.
También se realizan meditaciones tántricas para armonizar las energías en la pareja, crear polaridad sexual, y por supuesto, mi especialidad, aprender a darse un masaje que implique el aspecto sexual, sin perderse únicamente en lo sexual.
¿Qué recomiendas a tus alumnos tras realizar la Formación en Masaje Tántrico y Cura Sexual para conseguir realizar un buen trabajo y por qué?
Lo primero, que no juzguen. Nunca sabemos a quién vamos a abrirle la puerta. Puede ser una persona realmente hermosa o muy desagradable, y no me refiero al aspecto físico simplemente. Hablo de personas con una carga energética muy densa, con mucho dolor, o miedo o vergüenza, con mucha represión sexual o demasiada libido, alguien confundido que busca sexo en vez de masaje, personas muy mentales, o acorazadas emocionalmente… Si le juzgan, no podrán abrir su corazón y tender una mano sincera a esa persona que, por la razón que sea, viene buscando ayuda.
Lo segundo, cultivar la compasión. En el Budismo se dice que la compasión es la comprensión del dolor del otro y la estima sin condición. Cuando no juzgamos, podemos apreciar al otro como es: una semilla de potencial divino. También podemos ver su dolor y apoyarle para que salga del sufrimiento. Como dice el Dalai lama: como una madre cariñosa hace por su bebé enfermo.
En el masaje tántrico, la técnica, aunque importante, no es lo principal. La verdadera sanación viene cuando somos capaces de ver realmente al otro, de amar incondicionalmente al otro aunque no lo volvamos a ver nunca más. De amarlo con nuestra presencia, con nuestra ecuanimidad, con nuestras manos. No hablo de amor romántico ni de un encuentro sexual, hablo de tocar a una persona sin ninguna intención, sin querer conseguir nada de ella, sin pretender nada de ella, ofreciéndole todo lo que tenemos en unos pocos minutos de meditación compartida con su cuerpo, con su ser.
El sexo es la semilla, el amor es la flor y la compasión es la fragancia. Buda ha definido la compasión como << amor más meditación >>. Cuando tu amor no es únicamente deseo por el otro, cuando tu amor no es únicamente una necesidad, cuando tu amor es un compartir, cuando tu amor no es el de un mendigo sino el de un emperador, cuando tu amor no pide nada a cambio sino que está dispuesto a dar, a dar por el simple gozo de dar, entonces añádele meditación y se liberará una fragancia pura. Esto es compasión; la compasión es el fenómeno más elevado. (Osho).
Osho lo explica mucho mejor que yo. Si solo vemos y experimentamos el aspecto sexual del masaje, nos quedaremos en el potencial. Pero el masaje es una entrega sin condición, es una meditación profunda que permite a las personas abrir su corazón.
Mucho más que placer físico: un viaje espiritual
Verma Rodríguez nos explica que sus diversas formaciones en numerosas materias le permiten tener una visión holística y multidisciplinar del ser humano. Gracias a esta visión holística, sus clientes y alumnos pueden comprender mejor en qué consiste realmente el Tantra: un viaje espiritual que despierta la conciencia apoyándose en el conocimiento del cuerpo y la exaltación de los sentidos. El enfoque en el yo interior permite aumentar el nivel de sensibilidad mucho más allá de un enriquecimiento de la sexualidad, facilita que la persona reconecte con su energía, elevando su vibración, y aumentando su autoestima.