Conoce el mundo del caballo, un compañero para toda la vida
Nicole Sastre, especialista en doma clásica de caballos en Mallorca, dirige el Club Hípico Veracruz junto con su marido Juan Manuel Jiménez Rueda. Ambos son naturales de Palma de Mallorca y Juan Manuel posee el título de técnico de equitación y es el presidente del club. Nicole explica que todo empezó por la pasión común que ella y su marido tienen por los caballos en particular y por los animales en general.
Para ellos es un placer enseñar a los niños y a la gente todo lo que tenga que ver con el caballo, desde su higiene hasta la preparación, cómo ensillar, cómo quitar la montura después de montar, ducharlos, premiar los caballos con una chuche, llevarlos a sus corrales, etc. Todo eso forma parte del aprendizaje de la equitación correcta y Nicole afirma que siempre hay que inculcar a los alumnos los valores y el amor hacia los animales. Para Nicole y Juan Manuel, el bienestar del animal es lo primero.
El Club Hípico Veracruz es una empresa familiar y tanto Nicole como su marido tienen amplia experiencia en competiciones y entrenamientos de caballos y jinetes, ya que empezaron a montar siendo muy jóvenes. Su especialidad es la doma clásica y el salto de obstáculos. También doman caballos jóvenes y los preparan para competir, imparten clases de equitación de diversos niveles: desde iniciación para niños pequeños hasta el nivel de competición.
¿Qué fue lo que os motivó en Veracruz Club Hípico a prestar el servicio de enseñanza de las distintas disciplinas ecuestres? ¿Qué es lo que más os apasiona a la hora de impartir esta clase de cursos?
Creemos que tenemos mucho que aportar a nuestros alumnos, ya sean solo de equitación o ya a nivel de competición. Nos enorgullece haber elaborado nuestra propia cantera de alumnos. Entre ellos hay campeones de Baleares, de Mallorca, mejores jinetes del año, tanto de doma clásica como de salto de obstáculos.
Cabe destacar una de nuestras mejores alumnas que es Amelie Hansen. También merecen ser destacados otros jinetes, como nuestro hijo Christian Jiménez, Levin Hansen, Elian Fejer, Claudia Fernández, todos ellos son ejemplos de nuestros alumnos más exitosos.
¿Qué parte de tu equipo de trabajo es esencial? ¿Hay algún elemento que nunca debería faltar para la enseñanza de la equitación y otras disciplinas ecuestres?
Para nosotros es esencial tener caballos aptos para la enseñanza de nuestros alumnos. Es muy importante tener buenos monitores, inculcarles a los alumnos los valores y el amor hacia los animales y nunca olvidar la base de todo: el amor y el respeto hacia los caballos.
¿Los interesados en los cursos de equitación deben tener algún conocimiento previo para participar en ellos? ¿Cuáles y por qué?
No hace falta que tengan nociones previas, ya que nosotros les enseñamos todo lo que necesitan desde la base. En cuanto a los instrumentos y la equipación, aquí en el club disponemos de botas, cascos y protectores de espalda para los alumnos.
¿Quiénes son los profesores que imparten los cursos? ¿Cómo garantizáis que son expertos en sus áreas? ¿Qué le recomendarías a un alumno que tenga dificultades con la equitación?
Tenemos dos técnicos de equitación en el rancho: Juan Manuel Jiménez y Cristian Jiménez, que cuentan con la formación adecuada para cumplir con sus funciones.
La recomendación para un alumno que presente dificultades de aprendizaje sería que tenga paciencia. Hay que practicar mucho, no es un deporte fácil, `porque si lo fuera lo haría todo el mundo y no es así.
Otro consejo es que siempre hay que seguir las instrucciones del monitor para lograr un aprendizaje con el ritmo correcto. Hasta ahora no hemos tenido a nadie que no haya aprendido a montar. Siempre depende un poco, por supuesto, de la habilidad de cada jinete.
Mucho más que equitación: aprendiendo el amor por los caballos
Los fundadores del Club Hípico Veracruz, ubicado en Mallorca, nos explican que su filosofía va más allá de enseñar cómo montar al caballo. Ellos buscan que sus alumnos conozcan a este hermoso y noble animal, que sepan entenderlo y cuidarlo y que establezcan un vínculo afectivo que influya en su relación y comportamiento con el mundo animal en general, no solo con los caballos. De este modo, un deporte tan entretenido como la equitación se convierte en transmisor de valores que pueden perdurar de por vida en la personalidad de todos los alumnos, sin importar a qué edad empiecen en la equitación.